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13/03/2011

CON URGENCIA



Hoy con urgencia necesito sentirte cosido
a los pliegues de mi alma,
Que tus raíces ocultas
sean enredaderas cubriendo mi vida.
Necesito experimentar con premura el calor tus manos
abrazando los silencios, expulsando mis miedos
sé que ellas pueden dar arrebato a mi carne dolida.
Deja que vacíe en ti el llanto contenido
y tú, des solidez y fuerza a mí cántaro de barro.
no quiero que se quiebre en mis horas amargas
Recoge en el hueco de tus manos cada aliento de mi vida
que flaquea en desesperanzas.
Tú que conoces el misterio de mis secretos,
llena de golondrinas mi ventana
Cada amanecer



Stella
Todos los derechos reservados
Del poemario de Ausencias y Toerra

11/03/2011

RECUERDOS


Yo no sé si recuerdas
cuando el mundo acababa unos centímetros
más allá de los árboles
Vicente Martín
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Recuerdo aquellos días
en los que como niños, jugábamos
a orillas del aquel río claro
sus aguas trasparentes separaban
en dos, el verde prado
nos llegó como del cielo
la cadencia de una melodía
que tocada sobre el agua,
salpicaba traviesa nuestras manos
sus notas vibraban con pureza
y nos bautizaba con agua y aroma de azahar…

Besando sus orillas crecían atrevidos naranjos

¿Ha cambiado algo desde entonces,
acaso no guardas memoria de los abrazos?
tu rodeabas mi cintura, con la mano
decidida del guerrero,
que se sabe ganador
yo me dejaba llevar entre brumas
por sueños dorados,
en ellos navegaban barcos
de papiro, que iban a la deriva
buscando tu astillero, y
precosida siempre al alma
la esperanza de abrazarte

imaginando cuentos
de príncipes al rescate,
en las almenas de invierno
en las que el alma estaba presa
soñaba la libertad
y correr a ti como gacela.

Es tan difícil cumplir sueños
como encontrar un sentimiento claro
tu decías que me amabas, y
te perdiste entre naranjos


Stella
Todos los derechos reservados
Del poemario Espejo de Sal y Arena

09/03/2011

VESTIAS MIS MADRUGADAS


y que hoy ando suspirando
en cada remanso de las aguas
para hacerte mía
P.L



Tú vestías mis madrugadas
con amaneceres de terciopelo,
Me enseñaste a cantar a la luna
y platicar con los luceros, mientras
besabas mi alma, metiéndote en mis sueños
Me llevaste al río donde bautizamos
nuestras miradas, con agua y fuego
apresamos las alboradas como en un sacramento
nos dejamos llevar por la corriente
del torrencial de sangre que habitaba cada aliento
Yo sé bien, cuanto me has amado
mientras las veredas eran nuestras.
Hoy no me recuerdas
y mis suspiros se desploman por la ladera,
mis aguas están inquietas
porque para hacerme tuya..
Tomaste en tus manos el universo
queriendo anudar raíces…
pero tú querido mío
dejaste de acunarme y hoy
me siento mecida por olvido y silencios.


Stella
Todos los derechos reservados
Del poemario Gris sobre Gris