Hay un juego en la noche
de lluvia y fuego,
Un silencio de pieles
pegándose a los sueños
que rocía nuestras orillas
con eflubio de besos
erradicando soledades,
dando vida al misterio,
y nos retorna al manantial
engendrando el deseo,
ansiando ser lluvia,
destello del espejo
ser espiga erguida
para un plantío nuevo
Descubre
que ese collar que luces con orgullo al cuello
fue engarzado con suspiros para ti
sin testigos
solo con besos.
C. Parra