Desde mi fragilidad,
Guardé como dogma tus palabras, y
las grabé a fuego en el mapa de mi piel,
En tus manos, fuí cristal presto a quebrarse,
Sabes que te quise... desde la ausencia de la maldad,
Que alimenté tus palabras, y
Las limpoié del polvo del camino,
Que las puse a salvo, en el nido de las golondrinas,
Ahuyentando las sombras, de tan largo túnel de silencio,
Que avivo el fuego de la leña
Para hornear el verso que nace, y lo
Dejo en tu boca con el beso de los pájaros,
A veces me pregunto ¿soy poeta?
Quiero serlo aunque naufrague
O amarilleen las palabras antes de asomar
Tú, siempre estás ahí, oculto en mis rincones
Levantando mareas y mis sueños
Para empujar fuerte las metáforas, y
Gestar el verso.
C. Parra