Mis pupilas
guardan imagenes
de campos de trigo
Montañas altas, y
orillando sus laderas
multitud de flores
brillando por si solas
crecen ajenas al mundo y sus problemas
El intenso color rojo de un campo de amapolas
acelera mi sangre
quizás sea una mujer extraña
capaz de enamorarse de una sombra
de unos versos
de una copla
Puedo llenar mi pecho de lluvia
lanzar al mundo, mis desnudos sentimientos
Abrir mis labios,
Tomar tu risa y tu palabra
Apresar entre mis dedos la arena del desierto
Los secretos que guarda
Saquear tus pensamientos
A veces, agonizan mis palabras
Ahogando el verso
Pero…
Aun hay montañas por escalar
Abrazos por compartir
Y aromas distintos por interpretar
C. Parra