yo no soy sino un grande niño de ojos
que deshila leyendas junto al fuego
Cecilia Martos
Hace lunas que el asombro huyó de mis ojos
alejando de ellos, aquel pasmo cándido de la niñez
Solo la evocación de aquellos cuentos narrados junto al brasero,
el calor y la voz de mi padre, perfila una sonrisa en mi rostro,
y en el alma una meláncolica añoranza.
En lunas viejas dejé de ser la niña que admiraba todo,
Que abría sus ojos de par en par queriendo encontrar realidad
en las leyendas que oía,
Niña que creaba sueños,
Que ansiaba recibir cartas inesperadas,
Que pensaba que todos los paisajes eran para ella,
y que hasta los árboles la abrazaban.
Hoy hay espacios alargados entre realidad y sueños,
Profundas oquedades donde maceran las utopías
sin embargo el campo está lleno de trigales
Amapolas
Margaritas
El campo esparce un bello aroma a hierbabuena
Lavanda, albahaca y romero
Las naranjas son agridulces, y
El mar de trigo con sus olas, juega y mece mi cuerpo
C. Parra
2013