Dejé de ser prohibida para ti
Cuando me encerraste en tu alma, y
Formé parte viva de todos tus anhelos,
Yo pronunciaba tu nombre,
En cada caricia.
Los versos que escribí para tí
cargaban mis propios suspiros,
Me recostaba en tu pensamiento
Silenciosa
Besando cada pliegue de tu frente,
Estuve en ti, un tiempo...
Fuimos felices
Como amantes silenciosos
Amarrados en el fuego de la locura,
Mis dedos se estremecían en tus cabellos
Y mis ojos se miraban en los tuyos,
Tus manos giraban mi talle
Buscando el beso.
Cada instante vivido era motivo de encuentro
Un dia, llegó la noche, y
Te escapaste de mi
Al amanecer...fuí fruta prohibida.
C. Parra