Sin recelos esperé tu llegada
dejando que en el escote del vestido,
se posaran mariposas.
La chaqueta que cubría mis hombros
tenía ojales de deseos, y
mis manos como palomas,
buscaban impacientes
hacer nudo con las tuyas.
Mi voz te abordaba
entonando melodías, que
arraigaran en tu alma con inequivocos
ecos de amor
Hoy me declaro carne que te desea, y
sé que tu cuerpo me sueña
Tus suspiran se cuelan en mis oídos
uniendo nuestras almas con lazos de satén
Mira la cesta que dejé en tus manos
cargada, con manzanas de sentimientos
A pesar de ello...hoy, lo único que sé
es que para ti sigo siendo
"Misterio"
C. Parra
Del poemario Fuego y Escarcha